Grupo de adolescentes
Madrid Active School

Cuando se habla de pedagogías activas o alternativas se suele pensar en infantil o primaria. Sin embargo, cada vez más proyectos están apostando por ofrecer continuidad durante la la secundaria. ¿Qué les mueve a hacerlo? ¿Qué implica a nivel pedagógico, humano y administrativo sostener una secundaria viva, respetuosa y coherente? ¿Qué ocurre con las etapas posteriores?
Cinco centros que han decidido seguir acompañando a jóvenes más allá de primaria —Pangea, Montessori Villa RositaMadrid Active School (MAS)Senbazuru ALC y la Escuela Internacional Waldorf Valencia (EIWS)— comparten aquí qué implica dar ese paso y cómo entienden esta etapa vital tan intensa como transformadora.

Por qué implicarse en la adolescencia

Para todos los centros entrevistados la adolescencia es una etapa que requiere presencia, acompañamiento y un entorno preparado. Desde Senbazuru ALC lo tienen claro:

Hoy, más que nunca, la adolescencia necesita una educación que no la encasille ni la juzgue, sino que comprenda sus ritmos, sus contradicciones, su intensidad.

Para Montessori Villa Rosita, la adolescencia representa un nuevo comienzo y, aunque existen bastantes colegios Montessori de infantil o primaria, resulta más difícil encontrar de secundaria:

Pocos proyectos pueden implantar la metodología para la etapa de la adolescencia, por falta de espacios al aire libre, y oportunidades de organización social y vida en comunidad, que son claves para el éxito del programa. La adolescencia es una etapa muy importante en la que el niño ‘renace’ como ser social, se prepara para su participación en la sociedad. Esa transición no es fácil y se necesita un entorno especialmente preparado.

En el caso de EIWV fue importante desde el principio poder ofrecer a las familias una opción a medio-largo plazo:

Acompañamos a los niños y niñas respetando las necesidades de su momento evolutivo durante los años clave del desarrollo como seres humanos (3-16 años).

En Pangea, el paso a secundaria fue una consecuencia natural que en principio no se había planteado:

Fue una necesidad que nació desde dentro del propio proyecto, impulsada por las familias que, tras recorrer el camino de Infantil y Primaria, sentían el deseo y la convicción de continuar en una escuela que cuidara el desarrollo integral de sus hijas e hijos también durante la adolescencia.

También en el caso de MAS se trató de dar respuesta a una demanda de las familias:

Si bien pensábamos por un lado que ya iban a tener las herramientas para “afrontar” el mundo al salir de primaria, por otra parte nos atraía la idea de ampliar el recorrido educativo en la escuela para que pudieran seguir desarrollando y aplicando las competencias de autonomía, espíritu investigador y emprendedor, curiosidad e interés por el mundo que les rodea. Además, había demanda de las familias para una continuidad del proyecto.
Adolescente dibujando el mapa de Africa
EIWV

Qué cambia en secundaria

A nivel administrativo, también hay cambios. Debido a lo complicado que resulta homologar un centro según la legislación española, muchos proyectos optan por homologarse como centro extranjero. Y el tipo de homologación "influye directamente en la estructura académica, en las asignaturas que deben ofrecerse y en la manera de organizar los recorridos de aprendizaje" -explican desde Pangea, añadiendo además que "uno de nuestros compromisos es garantizar que las niñas y niños puedan obtener el reconocimiento de su etapa educativa y, si así lo desean, acceder a cualquier vía posterior del sistema oficial" para lo cual es necesario, como explica EIWV "que las titulaciones de fin de ciclo que emiten los centros sean válidas y, en su caso, convalidadas en España. Es un proceso lento pero necesario ya que solo así se habilita a los estudiantes para continuar sus estudios en Bachillerato o Ciclos formativos".

Asimismo, la estructura del equipo ya no es la misma que en primaria, ya que en esta etapa se requieren profesores con formación específica en cada área. Para Pangea "esto puede suponer un reto añadido para proyectos pequeños, tanto por la dificultad de encontrar profesionales que compartan la mirada pedagógica del centro como por la sostenibilidad económica que requiere contar con un equipo más amplio. También puede ser necesario adecuar los espacios para responder a los requerimientos legales y pedagógicos de esta etapa. Aulas específicas, laboratorios, salas de arte, espacios de tecnología o lugares adaptados para la práctica deportiva". Para algunos proyectos, esto ha supuesto tener que mudarse a un nuevo emplazamiento, como en el caso de MAS, en el que las propias familias fueron las que se movilizaron para encontrar un edificio más grande.

¿Y pedagógicamente?

La idea que Montessori tenía para la etapa de secundaria era que los adolescentes convivieran en un lugar en la naturaleza donde pudieran estudiar y trabajar. En Montessori Villa Rosita los propios alumnos "ayudan a construir parte del ambiente y luego a mantenerlo. De su trabajo también depende de que funcione por lo que todo lo que hacen en la escuela tiene un propósito conectado con la vida. La naturaleza y el silencio de un entorno fuera de la ciudad satisfacen la necesidad de reflexión y meditación de la mente del adolescente".

Para MAS, se trata de un momento en que los alumnos siguen avanzando en el camino desde lo concreto hacia lo abstracto, pero continuando aún con cierta necesidad de experiencia concretas que ayuden a comprender más profundamente lo aprendido. "Por otra parte sigue habiendo mucha necesidad de experiencias vivenciales, haciendo énfasis en la comunicación, pues los adolescentes exploran los conceptos e ideas desde lo verbal, en conversaciones, debates y reflexiones grupales, que son imprescindibles en la vida diaria de la escuela". También son necesarias "las oportunidades de aprendizaje y desarrollo sexual-afectivo y social, por lo que es imprescindible generar espacios donde puedan tratar los temas que les preocupan, y hacer preguntas, así como seguir desarrollando sus competencias socioemocionales.

En Senbazuru ALC "se da mucho peso a las habilidades autorregulatorias —saber gestionar el tiempo, los conflictos, las emociones—, porque son la base de una vida adulta sana. Y, por supuesto, cuidamos muchísimo la dimensión social. La adolescencia es un momento en que el grupo pesa mucho, y sabemos que desde la neurociencia se confirma lo que vemos cada día: sus cerebros están en plena reorganización, con un pico de sensibilidad emocional, de búsqueda de pertenencia, de riesgo también. Por eso trabajamos a fondo la convivencia, el cuidado mutuo y el sentido de comunidad".

Desde EIWV se enfatiza que en esta etapa los maestros deben tener gran sensibilidad para relacionarse con los jóvenes desde el plano emocional, además de "ofrecer a los alumnos variedad de referentes adultos que sean fuente de inspiración y a través de los cuales puedan vivenciar distintas formas de hacer y de estar en el mundo". La pedagogía Waldorf sigue buscando en esta etapa evitar la enseñanza mecánica "se ofrecen experiencias vivas que susciten interés, pudiendo interactuar en los procesos, comprender el origen de las cosas, los motivos de la evolución, ser capaces de crear, de expresarse e ir evidenciando cada progreso individual, rodeado de un ambiente de respeto, cuidado y basado en la confianza. Para acompañar estos cambios, el currículum Waldorf incluye en esta etapa las asignaturas clásicas (matemáticas, física y química, biología y geología, lengua y literatura, geografía e historia, música…) y además introduce materias cada vez más volcadas hacia el mundo exterior (tecnología, carpintería, agrimensura, horticultura o los proyectos prácticos individuales o grupales...).

Para Pangea el reto es mantener una base de pedagogía activa con trabajo por proyectos, investigación y diálogo, pero al mismo tiempo, incorporar una estructura más definida. Tener en cuenta el mundo en el que viven, pero sin renunciar a la propia mirada. Acompañar en un momento caracterizado por su intensidad:

Si algo caracteriza la adolescencia es su intensidad: es una etapa de cambios profundos, en la que se construye la identidad, se buscan referentes, se desafían los límites, y se desea comprender el mundo y el lugar propio en él. Acompañar esta etapa requiere presencia, escucha y estructura. Requiere ofrecer espacios donde poder expresarse, equivocarse, encontrar apoyo y también tomar responsabilidad. Donde el aprendizaje no se limite a adquirir contenidos, sino que sea también una construcción de herramientas para la vida: saber comunicarse, sostener un conflicto, pensar con criterio, convivir con otras personas y con una misma.
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¿Cómo se adaptan quienes vienen de la escuela tradicional?

Algunos proyectos alternativos, como Summerhill, no admiten alumnos mayores de 10-12 años si vienen de la escuela tradicional, porque piensan que a esa edad les va a ser muy difícil adaptarse. Sin embargo, ninguno de los centros entrevistados comparten esta limitación tan tajante. 

En el caso de Montessori Villa Rosita se entrevista a todos los candidatos, y no se rechaza a quienes llegan motivados y con ganas de comprometerse. En Senbazuru ALC han comprobado que es necesario un periodo de adaptación, pero no se se vive como un problema, ya que han conseguidotener un grupo cohesionado que a la vez es capaz de acoger al que viene de fuera.

Para EIWV lo ideal es comenzar a integrar la propuesta de la pedagogía Waldorf desde los 3 años, ya que la manera de aprender difiere bastante de otros modelos, pero "no obstante, nuestras puertas están abiertas a jóvenes que por cualquier circunstancia no han realizado su itinerario educativo bajo este paradigma. De hecho, la adaptación es siempre sencilla y en muchos casos, incluso balsámica".

Pangea explica que no están cerrados a nuevas incorporaciones, pero siempre teniendo en cuenta que no desequilibren el grupo, algo que dependerá de tres factores: "el estado del grupo base, la coherencia entre casa y escuela, y la disponibilidad de recursos dentro del propio equipo educativo para acompañar el proceso de forma realista y cuidada". También en MAS consideran necesario que haya una mirada similar entre la familia y el centro, así como que el alumno tenga el deseo de acudir a la escuela y descubrir una nueva forma de trabajar. En ocasiones, quienes llegan a la escuela no lo hacen por un interés inicial es las pedagogías activas, sino por un rechazo cada vez mayor a las metodologías tradicionales:

Hemos detectado un perfil de niñas y niños que han podido “ir tirando” en centros de primaria más convencionales, pero que, al llegar a secundaria se ven incapaces de seguir adelante, sufriendo incluso desequilibrios emocionales (ansiedad, miedo, enfado, apatía), debido a las mayores exigencias académicas y a un seguimiento menos cercano por parte de los docentes, unido a muchos mas retos socioemocionales, que sin acompañamiento pueden ser una bomba de relojería. Estos son alumnos que pueden presentarse en cualquier momento del año, incluso en el último trimestre del curso, porque a veces ellos y sus familias llegan a un punto de saturación y de bloqueo que sienten que no son capaces de gestionar sin un cambio inmediato de centro. En estos casos, valoramos muy cuidadosamente las necesidades y características de estos niños y sus familias para decidir si podemos atenderlos. Buscamos sobre todo que haya posibilidad de alineamiento entre la filosofía de la escuela y la visión de la familia, y por otra parte, que el alumno tenga deseo de venir a la escuela, y disposición personal para trabajar en el cambio. Además de esto, también tenemos en cuenta la composición de los grupos, para asegurarnos de que contamos con recursos humanos adecuados y suficientes para todos. Si bien es cierto que para algunos es difícil adaptarse, en general la experiencia ha sido positiva, con casos muy bonitos de evolución personal.
Trabajo en el laboratorio
Senbazuru ALC

Las dudas de las familias

Si es habitual que las familias tengan dudas a la hora de elegir una educación alternativa, conforme sus criaturas crecen estas inseguridades se acrecientan: ¿Cómo se adaptarán a etapas posteriores? ¿Cuál será su futuro académico? ¿Estarán desarrollando suficiente autonomía?

Para Pangea estas inquietudes son totalmente normales y la escuela no debe evitarlas, sino acogerlas: 

Somos partidarias de escucharlas, de abrir espacios para que puedan compartirse, y de acompañar estos procesos desde la cercanía y la transparencia. Por eso ofrecemos la posibilidad de realizar observaciones continuas en el espacio: porque ver cómo aprenden sus hijas e hijos —desde el interés, la conexión, la autonomía y el sentido— es muchas veces la mayor garantía de que están construyendo herramientas reales para la vida, aunque no siempre se recojan en un currículo al uso. También creemos que ayuda mucho poder escuchar a otras familias que han recorrido este camino. Sus experiencias, sus miedos, sus certezas después del tiempo, son un recurso valioso para comprender mejor el proceso que se vive en estas etapas.

Desde Montessori Villa Rosita se afirma que "la escuela es un lugar de estudio y de trabajo donde los adolescentes asumen responsabilidades a nivel académico, social y emocional, tanto consigo mismos, como con los demás y su entorno, y como resultado observamos en la práctica que están muy preparados para adaptarse a los cambios que se van a producir en las etapas posteriores".

Y es que, en definitiva, apostar por una educación secundaria diferente a la tradicional implica confiar en una manera de aprender y relacionarse diferentes al que la mayoría hemos conocido. Pero quienes lo hacen, y ven cómo sus hijos crecen con confianza, sentido y responsabilidad, rara vez miran atrás.

En palabras de Senbazuru ALC:

“Cuando las familias ven cómo sus hijos se hacen cargo de su aprendizaje, cómo se marcan objetivos, cómo se comprometen… las dudas se transforman”.

Porque, al fin y al cabo, la secundaria no debería ser una carrera de obstáculos, sino una oportunidad para construir una vida con propósito.