Chico de espaldas mirando al cielo

Altas capacidades no implican alto rendimiento. Las criaturas con altas capacidades suelen tener una forma de expresarse diferente a la que corresponde a su edad, tener un sentido del humor muy agudo, un alto sentido de la justicia, ser creativos, enfocarse con pasión en un tema, pero también tener muchas inquietudes. Son muy sensibles, críticos (también autocríticos, pueden tener un síndrome del impostor tremendo) y tienen baja tolerancia a la frustración... Aunque en realidad, es difícil generalizar, porque no hay dos niños iguales.

En la escuela tradicional, basada en la repetición, no encajan. Se aburren y cuestionan que esa sea la mejor forma de aprender. Para ellos, claramente no lo es. Se preguntan por qué tienen que estudiar cada año lo que es el sujeto y el predicado. Y ocurre que incluso, en centros más o menos alternativos, cuando se va acabando la primaria, se vuelve a un sistema más convencional "para prepararles para la secundaria", lo que significa ejercicios repetitivos y clases poco participativas. La avalancha de deberes tampoco les ayuda, porque necesitan tiempo para desarrollar sus intereses.

Hartos de un sistema que no les atiende pueden acabar desmotivados, con depresión o con conductas disruptivas (esto más los chicos, las chicas suelen intentar enmascararlo, pasar desapercibidas para "encajar"). Se calcula que el 10% de los alumnos son de altas capacidades, es decir, uno de cada diez... ¿a cuántos conocéis? A no tantos, seguro, porque la mayoría no están diagnosticados.

En muchos casos acaban abocados al fracaso escolar, deseando abandonar los estudios en cuanto pueden. Y así, lo que debería haber sido un regalo para ellos y para la sociedad, acaba convirtiéndose en una maldición.

#díamundialdelasaltascapacidades