Jugando a la rayuela © Gonzalo Cortázar via Flick (CC by 2.0)


Jugar es una actividad muy seria, es un derecho de los niños 

Jugar es un derecho por los niños, fundamentalmente, porque la vida infantil no se puede concebir sin el juego. Jugar es síntoma de salud, tal como dice la Academia Americana de Pediatría: “El juego es esencial, por encima de cualquier otra actividad, para que los niños logren metas sociales, emocionales e intelectuales en su desarrollo, además de ayudarles a gestionar el estrés y a adaptarse mejor a diferentes circunstancias”.

No nos tiene que extrañar, pues, que la Asamblea de Naciones Unidas aprobara el 20 de noviembre de 1959 la Declaración de los Derechos de los Niños, donde se recoge el Derecho a Jugar. Posteriormente, el 1989, cuando se aprueba la Convención de los Derechos de los Niños, se recoge al artículo 31 este derecho: “Los Estados Partes respetarán y promoverán el derecho del niño a participar plenamente en la vida cultural y artística y propiciarán oportunidades apropiadas, en condiciones de igualdad, de participar en la vida cultural, artística, recreativa y de esparcimiento”.
El juego es esencial, por encima de cualquier otra actividad, para que los niños logren metas sociales, emocionales e intelectuales en su desarrollo, además de ayudarles a gestionar el estrés y a adaptarse mejor a diferentes circunstancias

28 de mayo: Día Internacional del Juego 

Convertir el 28 de mayo en el Día Internacional del Juego ha sido una iniciativa de la ITLA (International Toy Library Association), impulsada en 1998 por Fría Kim, quién era presidenta en aquel momento. El hecho de celebrar conjuntamente el Día Internacional del Juego nos permite recordar en todo el mundo que jugar es un derecho de los niños – indispensable también en todas las etapas de la vida – y que los adultos (padres, madres, educadores, instituciones, administraciones…) tenemos la responsabilidad de garantizar las condiciones necesarias para favorecer el juego.

Desde entonces, año tras año, esta fiesta se ha ido consolidando además países, gracias a la fuerza e insistencia principalmente de las ludotecas repartidas por todo el mundo. En Cataluña es la Asociación IPA Spain quién lo impulsa a través de su web Jugar es un derecho.

La magia y el poder del juego

Pero evidentemente, no se trata de jugar un día, sino de garantizar el desarrollo de la capacidad lúdica de las personas y principalmente de los niños los 365 días del año. Porque si hoy, como adultos, somos capaces de superar retos de la vida es, probablemente, porque un día nos atrevimos a subir a una bicicleta. Y si somos capaces de disfrutar de la contemplación de una puesta de sol, es porque muchas tardes nos quedamos embobados mirando como giraba una peonza. Seguramente, si hoy podemos ponernos en el lugar del otro, es porque una vez jugamos a ser otra persona.

El derecho a jugar: un compromiso de toda la sociedad

Si jugar es imprescindible para la salud de los niños y estamos convencidos que los ayuda a progresar y aprender del entorno cambiante en el cual viven, entonces está claro que tendríamos que concentrar nuestra voluntad al estimular su capacidad de jugar y también, recuperar la nuestra. Por eso nos es imprescindible priorizar la educación de la actitud lúdica: libre, de goce, alegre, curiosa y de total gratuidad. Necesitamos despertar la necesidad y el deseo, las ganas de mirar, tocar, saber, reír, abrazar, explorar, pensar, preguntar, saber. Y por todo ello será necesario reservar e imaginar tiempo y espacios para jugar. En las casas, pero también en las calles y plazas, haciendo realidad ciudades verdaderamente amables para pequeños y grandes.

La buena noticia es que cada vez son más los ayuntamientos e instituciones socioeducativas que apuestan por hacer posibles estos tiempos y espacios de juego. Buenos ejemplos son la cantidad de patios escolares que están actuando para transformarse en verdaderos espacios de oportunidades educativas; proyectos como el de Patios Abiertos permiten disfrutar a los niños y sus familias de los patios escolares fuera del horario lectivo; las redes de ludotecas impulsadas por los municipios, verdaderos espacios de juego y socialización, etcétera.

Ojalá, cada año más municipios se sumen a la celebración del Día del Juego, abriendo patios y calles al juego y reflexionando, conjuntamente con escuelas, entidades y familias, sobre como garantizar este derecho los 365 días del año.

Publicado originalmente en El Diari de la Educació el 26.05.2017 bajo licencia CC BY-SA (traducción de Almudena García).