Chica mira con admiración a la futbolista Alex Morgan
Alex Morgan en el Mundial femenino de fútbol de 2019  | TWITTER

Nos convertimos (con suerte) en lo que antes hemos soñado ser. Durante la infancia y la adolescencia aprendemos por imitación, nos fijamos en modelos que nos sirven de andamios para construirnos. Luego, tiraremos la escalera tras haber subido por ella, en eso consiste convertirse en adulto. Esto sin embargo no resta valor a los referentes, todo lo contrario. Sin ellos, no podríamos crecer. Por eso son tan importantes los maestros, por esta razón nunca podrá sustituirles una tablet.

Cada cultura es responsable del abanico de posibilidades con que cuentan sus criaturas. Si a una niña le gusta un deporte que solo es practicado por hombres, seguramente terminará dejándolo o sintiéndose un bicho raro. Pero también puede ser que pese a todo se abra su propia senda entre la maleza, por el que luego tendrán más fácil transitar quienes vengan detrás.

Labrarse el propio camino, sin embargo, es difícil. No todo el mundo es capaz de ver otras posibilidades que las que en principio se le ofrecen, que les impone su familia o su entorno. Hasta los juguetes reproducen los corsés de género. En casos extremos, para algunos chicos la mayor aspiración será convertirse en el más macarra de su pandilla, porque a su alrededor no han visto a nadie salirse de ese círculo. Para algunas chicas, será un logro conseguir un buen novio.

Para ellos, la única posibilidad de ver que existen otros mundos sería la escuela, pero en ella, muy a menudo, se sienten ninguneados por no alcanzar unos mínimos académicos, o juzgados por los valores que les han inculcado. Al final, saldrán de ella sin haber desarrollado ni siquiera mínimamente la empatía o el sentido crítico. Ni siquiera tendrán un poco de criterio para fijarse en sus referentes. Y no es lo mismo soñar con ser futbolista y tener como modelo a una persona comprometida que critica, por ejemplo, que el mundial de fútbol se celebre en un país donde no se respetan los derechos humanos, que tener por ídolo a un violador. Más allá del deporte, se van interiorizando valores muy diferentes.

Luchemos porque las criaturas puedan imaginar quienes quieren ser, más allá de las imposiciones de género, de las vidas de molde, de las imágenes de los anuncios. Será la forma en que podrán llegar a desarrollar una identidad propia, elegida, en lugar de conformarse con el papel que otros les han asignado. Están creciendo en un presente muy limitante, lleno de abusos de poder, violencia y desigualdad. Solo podrán crear un futuro diferente, más habitable, si son capaces de imaginar que puede existir.

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En Delfos inventaban el futuro,
nunca lo anticiparon.
No hay adivinación posible en los oráculos
ni en sucesivas formas de misterio,
sino una luminosa fe creativa.
Astrología, bolas de cristal, tarot,
las palmas arrugadas y secas de las manos,
todo funciona igual y se sustenta
anafóricamente,
sobre la misma idea:

siempre, sin ninguna excepción,
la imagen crea el acontecimiento

Cuando digo mañana nos convoco.

~ Rosa BERBEL