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Te propongo un reto… Imagina que por un día tú y tus amigos podéis salir solos por vuestro pueblo o ciudad. Tenéis total libertad y seguridad para moveros por las calles, los parques… ¿Qué haríais? ¿Qué lugares querríais descubrir? ¿Qué aventuras vivir? ¿Dónde jugaríais?
Y ahora… imagina un poco más… ¿Y si pudieras decidir tú cómo quieres que sea tu ciudad? ¿Qué propondrías al gobierno local?
Este es el reto que Francesco Tonucci plantea a todas las ciudades del mundo: que se conviertan en Ciudades de los Niños y Niñas.
Hace 30 años, este educador y dibujante italiano se dio cuenta de que en las ciudades ya no se escuchaba a los niños, que las calles se habían ido quedando vacías de sus risas y correteos para llenarse del ruido de los coches y las conversaciones de los adultos…
No creas que siempre fue así. Hace años los niños y niñas nos sentíamos seguros en la ciudad. Era el lugar donde encontrarse con los compañeros para jugar, esconder el tesoro o construir juguetes aprovechando los recursos del entorno. Aquel era nuestro mundo. Pero todo ha cambiado. La ciudad se ha convertido en peligrosa e insegura.
Hace años los niños y niñas nos sentíamos seguros en la ciudad. Era el lugar donde encontrarse con los compañeros para jugar, esconder el tesoro o construir juguetes aprovechando los recursos del entorno.
Tras la Segunda Guerra Mundial, que acabó en 1945, muchas ciudades tuvieron que rediseñarse porque habían sido destruidas, así que los adultos pensaron que lo más importante era que los coches pudieran circular con rapidez. Así nacieron las ciudades pensadas solo para un tipo de ciudadano: el adulto trabajador.
Tonucci, a través de sus viñetas y sus textos, ha denunciado esta situación y ha creado un movimiento internacional “La ciudad de los niños”, que empezó en 1991 en Fano, su ciudad natal.
¿Qué es “La ciudad de los niños”? Es un proyecto político que tiene como objetivo el cambio de la ciudad, para que los niños y niñas recuperen el espacio urbano. ¿De qué manera? Rediseñando las ciudades para que se puedan mover con autonomía, pero también incorporándolos a su diseño y gobierno.
UNA CIUDAD PARA JUGAR
La primera condición para ser una Città dei bambini es comprometerse con el ¡Derecho de los Niños a Jugar! Pero, ¿qué es jugar?
Para Tonucci, el juego es la experiencia más importante de la vida. Jugando, de niños, entendemos el mundo, y así ponemos los cimientos sobre los cuales se construye todo lo que aprenderemos a lo largo de la vida.
Tirarse por un tobogán en un parque o jugar a cartas con nuestros padres y madres es divertido, pero no es realmente un juego: la experiencia del juego necesita autonomía y libertad. Acompañados no se juega. El verbo jugar no se puede conjugar con el verbo acompañar.
Para vivir la experiencia del juego, los niños y niñas deben poder ser suficientemente autónomos, tener tiempo libre que gestionar, poder elegir un lugar adecuado para el juego y compartir todas estas condiciones junto a otros niños y niñas.
Jugar, por tanto, significa vivir la experiencia de la aventura, del descubrimiento, del obstáculo y del riesgo. Como dice Tonucci, lo más importante de la educación sucede fuera, juntos, ¡y sin los adultos!
¡LOS NIÑOS CIUDADANOS HOY!
Pero no se trata de permitir a los niños jugar, sino que ellos participen en el diseño de la ciudad, reconocerlos como ciudadanos HOY y no como futuros ciudadanos. Los niños tienen derecho a expresar sus puntos de vista, que se tenga en cuenta su diversidad frente a los adultos que tienen el poder.
Lo interesante es que, asumiendo este papel, los niños y niñas representan también a otras categorías excluidas: las personas con diversidad funcional o los ancianos por ejemplo, que también se quedan fuera de las decisiones.
Las cerca de 200 ciudades que están dentro de la red La ciudad de los niños tienen consejos infantiles que participan en el gobierno de la ciudad. Dinamizados por personas adultas dispuestas a escucharles y comprenderles, estos consejos hacen propuestas al gobierno. Esto supone reducir el espacio para el vehículo privado y convertir las ciudades en espacios que permitan la autonomía de los peques, reconvertir los parques de juego, etc.
Pontevedra, una auténtica ciudad de los niños
Cuando un ayuntamiento abre un laboratorio sobre La ciudad de los niños, sabe que va a nacer una ciudad nueva fruto del conflicto entre los derechos y las necesidades de los niños y los adultos. Y esto es siempre una gran oportunidad. Si en una ciudad se ven niños que juegan y pasean solos, significa que la ciudad está sana y es segura para todos; si no es así, es que la ciudad está enferma.¿Quieres conocer una auténtica Ciudad de los Niños? Pontevedra es una ciudad modelo de esta auténtica revolución que puso en marcha Francesco Tonucci. Sus calles se han vuelto a llenar de risas y correteos, y ahora adultos y niños han recuperado este espacio de relación y vida.