Blog >
Aquest contingut està disponible únicament en castellà. Pots accedir a una traducció automàtica aquí.«Estamos creando una generación de autómatas encadenados a una pantalla»
Entrevista a Marc Masip, psicólogo especializado en la adicción a las nuevas tecnologías
Marc Masip (Barcelona, 1988) es psicólogo y fundador del Instituto Psicológico Desconecta, especializado en educar a los jóvenes en el buen uso del móvil y las redes sociales. En su libro Desconecta (Libros Cúpula) da algunos datos preocupantes, como que en España el 77% de las personas sufre nomofobia (miedo irracional a no tener su teléfono continuamente disponible), o que encabezamos el ranking europeo de adicción adolescente a las redes. Frente a esta realidad, propone una dieta digital que nos ayude a recuperar el control de nuestras vidas y la verdadera comunicación.
En Desconecta defiendes la idea de que el móvil, que fue concebido para mejorar la comunicación, ha acabado empobreciéndola. Que hemos sustituido las palabras y el compartir experiencias reales por emoticonos. Habrá quien piense que simplemente ha cambiado la forma de comunicarnos... ¿Qué implica este cambio?
Hemos sustituido lo que es la comunicación por una comunicación falsa. El hecho de podernos comunicar por el móvil de una forma más instantánea, más rápida, más fácil, más modificable (porque puedes coger y cambiar un mensaje) es verdad que ha hecho que estemos más cerca de los que están lejos pero más lejos de los que están cerca. Y creo que este cambio implica una tremenda cobardía, sobre todo en los adolescentes, porque dejan de decirse las cosas a la cara para decirlas a través de la pantalla.
En el libro expones casos de adolescentes que están realmente enganchados, que no pueden ir a ningún sitio sin el móvil, que reaccionan con violencia si se les limita su uso, que sienten ansiedad cuando no reciben una respuesta inmediata a sus mensajes... ¿Se trata de algo generalizado o son casos puntuales?
Es verdad que los jóvenes se sienten generalmente ansiosos cuando no reciben una respuesta rápida, o que en algunos momentos reaccionan de forma violenta cuando se les quita el móvil. Eso es el síndrome de abstinencia, cuando les quitan lo que más quieren, reaccionan mal. Es algo bastante generalizado y sería uno de los síntomas de adicción que trabajamos.
Explicas también que cuando caemos en una adicción lo hacemos para evadirnos de un problema, pero que esto, además de no solucionarlo, nos crea uno nuevo... ¿A qué se debe que haya tanta gente enganchada? ¿Sabemos enfrentarnos ahora peor a los problemas? ¿O es que se trata de una adicción que resulta cool (parece que son los que no tienen móvil los que tienen que justificarse)?
Todo el que cae en una adicción lo hace por evasión o relajación a raíz de un problema anterior y a partir de ahí se causan nuevos problemas. No creo que sepamos encarar mejor o peor los problemas ahora sino que simplemente nos conocemos menos a nosotros mismos y por tanto es más difícil encarar los problemas que tenemos.
Algunas personas dejan el móvil a sus hijos para tenerles entretenidos sin pensar en las consecuencias. Pero también las hay que no les ponen límites cuando se trata de nuevas tecnologías porque se sienten dinosaurios asistiendo a una revolución que les queda grande. Creen que los niños de hoy son más inteligentes porque son capaces de manejarse con el Instagram o de escribir con el móvil a toda velocidad. ¿Cómo pueden habernos colado como progreso intereses de empresas tecnológicas?
Es muy fácil entender al padre o a la madre que deja el móvil a su hijo para que esté callado y tranquilo, pero a la vez es muy irresponsable. Deberíamos parar ahora mismo ese tipo de conductas por parte del adulto, son realmente preocupantes. Y es verdad que hay grandes intereses económicos detrás. Obviamente las empresas con lobbies tecnológicos tienen unos ingresos brutales.
En los 80 también había mucha permisividad con la TV, pero ya muchos hablaban de la TV como de “la caja tonta”. Desde un programa infantil como “La bola de cristal” Kiko Veneno cantaba “Me paso el día sentado en mi casa viendo la tele / Todos los que salen están haciendo algo, todo el mundo se mueve / No sale nadie sentado como yo”...
La diferencia entre la televisión y el móvil es que este es interactivo y es constante. Puedes hacer muchas cosas con él, tienes un feedback inmediato y además lo llevas siempre en el bolsillo. La tele la veías cuando llegabas a casa.
Diriges varios consejos a madres y padres, como que no caigan en convertir el móvil en moneda de cambio. ¿Qué consecuencias puede tener usarlo como premio o castigo?
Es importante no caer en el premio/castigo. No podemos quitarles el móvil y dárselo porque se porten bien o mal. La educación tecnológica es como la educación con las drogas: tu no le darías un cigarro a tu hijo si se porta bien o se lo quitarías si se porta mal. De lo que se trata es de educarle en hacer un buen uso de las nuevas tecnologías.
También recomiendas que el primer móvil no llegue antes de los 16 años, puesto que antes de esa edad no cuentan con madurez suficiente para hacer un buen uso. Sin embargo, si todos sus amigos ya tienen móvil, no puede ocurrir que se sientan excluidos del grupo?
No creo que el móvil deba estar antes de los 16 años en manos de un menor ya que ni sus cerebros están suficientemente desarrollados para tener un aparato tecnológico de esta envergadura, ni tampoco lo necesitan. No encuentro la necesidad de que lo tengan; la necesidad, en todo caso, se la creamos nosotros. Si hay algún problema de preocupación o de sufrimiento por parte de los padres, siempre se le puede dar un teléfono convencional.
Los adolescentes tienen una gran necesidad de aprobación, para ellos, la presión social es mayor que para los adultos... ¿esta presión se ha hecho más fuerte desde que existen las redes?
Sí que los adolescentes tienen una gran necesidad de aprobación, la presión social es para ellos mayor que para los adultos. A través de las redes sociales ellos tienen su propia imagen creada y si no lo tienen se sienten muy out de la sociedad. Esto está causando muchos problemas.
Me han hablado de un colegio donde son los padres los que tienen un grupo de Whatsapp donde proponer quedadas para que sus hijos se vean cara a cara. Los niños no tienen acceso al móvil, pero sus padres se comprometen a estar al tanto del grupo y conseguir que sus hijos se vean, no atiborrándoles a extraescolares. ¿Te parece una buena solución? ¿Necesitamos medidas colectivas como esta?
Yo creo que los grupos de Whatsapp de padres no deberían existir, para eso está el email. Y en todo caso, si hay un grupo de padres, debería ser solo informativo.
¿Por qué los jóvenes necesitan de influencers? ¿No encuentran referentes en la realidad, en familiares, maestros...?
No es que los jóvenes necesiten influencers, sino que los influencers han creado una vida virtual perfecta y a un joven ver esto le genera ganas de ser igual. Creo que los influencers deben recapacitar mucho sobre esa influencia (nunca mejor dicho) que tienen sobre la gente y como la aplican.
¿Crees que Internet acabará sustituyendo a los maestros? La opinión del fundador de la Academia Khan es que “la escuela tradicional no responde al funcionamiento del cerebro”.
No, jamás. Nunca será lo mismo una pantalla que un profesor o que un libro.
Cuando Francia prohibió el uso del móvil en las aulas, se generó una enorme polémica que llegó hasta aquí. Muchas personas arguyeron que era pretender poner puertas al campo, o que no podemos pretender educar a los niños del futuro como se educaban los del pasado. ¿Crees que Internet puede ser útil en la escuela? ¿Debería aprovecharse el horario escolar para enseñar a hacer un buen uso?
Creo que el colegio tiene ahora mismo una ardua tarea y es decidir si, como en otros países como Italia o Francia, prohibimos las tabletas en el aula o seguimos con esta dinámica. Yo creo que es necesario imponer esta ley. Ahora en China han prohibido los videojuegos más de hora y media al día y a partir de las ocho de la tarde y creo que esto es otro paso adelante en lo que estamos haciendo. Sin duda no creo que fuera polémico sino que ayudaría muchísimo a la educación de este país.
Algunas personas llegan a decir que ya no hace falta saber nada, porque todo está en el smartphone, ¿qué piensas?
Yo lo que creo es que es interesante, que si te preguntan en que momento fue la guerra tal o la crisis tal puedas buscar las fechas, pero la reflexión se debe hacer. Ahora educar no tiene que ver tanto con memorizar como con reflexionar.
Antes de morir, el protagonista de los anuncios de una conocida marca de tabaco confesó que uno de los directivos de la empresa le había dicho que ellos no fumaban, que eso se lo reservaban a los pobres y a los estúpidos. Quienes diseñan apps cada vez más adictivas, también se mantienen al margen de ellas, llevando a sus hijos a escuelas Waldorf donde prácticamente no entran las TIC. ¿Acabará siendo el móvil el nuevo opio del pueblo?
Estoy seguro de que quien fabrica la aplicación es consciente de lo que está haciendo. No sé si ellos las utilizan o no, parece ser que sus hijos van a escuelas sin tecnología. Pero más allá de esto si que son conscientes de los elementos adictivos que crean.
En un colegio Montessori, una guía me explicó preocupada que le parecía que los niños sentían menos curiosidad por los materiales que antes. Ella lo atribuía a que fuera de la escuela estaban tan sobreestimulados que todo lo que requiriese un ritmo pausado les aburría. ¿Cuál es tu opinión? ¿Crees que esta puede ser también una de las causas de que se diagnostiquen cada vez más casos de TDAH?
Bueno, Montessori de hecho trata muy bien la sobreestimulación y la tiene muy eliminada de las aulas. Personalmente soy bastante fan de la metodología Montessori y seguro que sabrán adecuarlo a los nuevos tiempos. Yo creo que la sobreestimulación es mala, que les genera algo de estrés y ansiedad, pero tener algo de estrés también es bueno en la vida, te ayuda a no ser atropellado por un coche, por ejemplo. Creo que la sobreestimulación es negativa, pero si que tiene que haber una estimulación.
Y sobre las causas del TDAH, creo que simplemente ahora se diagnostica más porque se hacen más pruebas, pero que en realidad siempre ha existido el chico movido, que le cuesta prestar atención. Creo que ahora hay más estudios, más que más casos.
Hay familias que confían en la autorregulación. La idea es que prohibir algo lo único que hace es que se desee más, mientras que dejando barra libre (sea de pantallas, de chuches...) el niño aprende a regularse por sí mismo. ¿Has conocido algún caso?
Bueno, nuestros chicos cuando tienen rehabilitación total han aprendido a regularse. Eso existe, pero deben tener primero mucha formación y educación, y muchos límites.
Acabas tu libro con un mensaje muy claro: "Estamos creando una generación de autómatas encadenados a una pantalla (...). Tan solo educando como seres humanos libres podremos encontrar el equilibrio para la convivencia con la tecnología". ¿Cómo podemos educar en libertad en un ambiente tan hostil?
Es fundamental educar en libertad, pero en esa misma educación nos encontramos que los chicos con el teléfono móvil tienen un 100% de libertad. En realidad, el origen de la libertad y la forma de adquirir más libertad es el conocimiento: cuanto más sé mejor puedo escoger o mas elección tengo posible, según mi juicio o mis valores. A partir de aquí les estamos dando una libertad total con un conocimiento escaso y el coctel molotov está servido. No somos conscientes de la libertad que tienen a través de un móvil sin tener conocimiento, sin saber cómo utilizarlo y por eso a veces pasan cosas que no deben pasar, o se está utilizando de forma abusiva o dependiente.
La dieta digital para superar la adicción al móvil
- Para los padres: no utilizar el móvil como premio/castigo. Ser conscientes del uso que hacemos del móvil: no podemos exigir a nuestros hijos que sean responsables si nosotros nos pasamos el día colgados de una pantalla.
- No uses el móvil más de dos horas al día (si te instalas un software para controlar el tiempo que estás conectado, probablemente te sorprenderás).
- No expreses por el móvil/redes algo que no expresarías cara a cara. Muchas personas llenan sus mensajes de 😘 pero luego en la realidad son incapaces de dar un beso.
- Cuando necesites hablar con alguien, llámale. O mejor aun, quedad para veros en persona.
- No existe ninguna obligación de contestar a los mensajes de forma inmediata. Ni para ti, ni para los demás.
- Pon límites también a tus jefes: la mayoría de los asuntos pueden esperar a ser resueltos dentro de tu jornada laboral.
- No compartas con nadie contenidos que no querrías que se hicieran públicos. Nunca se sabe donde pueden acabar.
- Si quieres dormir bien, no utilices el móvil antes de irte a la cama.
- Cuando estés con otra persona, préstale atención a ella, no al móvil.
- Disfruta del momento: no hagas las cosas para luego fardar de ellas en las redes. Vive la realidad.