Mi nombre es Mónica Mejías. Me formé como maestra de educación especial, infantil y primaria, lo que me llevó a trabajar en colegios y escuelas infantiles diez años. Pero en este caminar yo observaba que los niños querían ser protagonistas de su propio aprendizaje y que cada uno de ellos estaba lleno de sí mismo y eso fue lo que me llevo a buscar nuevos caminos en el mundo de la educación. En el 2016 hice el master de la Violeta, y todo cobró un sentido en mi vida, a nivel personal y profesional. Profundicé en la educación no-directiva y el respeto por los procesos de la vida, de ahí que leyera mucho a Mauricio y Rebeca Wild. En los últimos años de mi trayectoria profesional he estado en escuelas infantiles y ahí me formé como Doula, para entender desde su esencia a ese ser tan puro; el bebé. En ese trascurrir de formación, entraron a mi vida, los maravillosos cuidados y el respeto por el movimiento de Emmi Pikler, así como los trabajos de María Montessori y recientemente la magia de acoger al niño con lo que es y está sintiendo en ese momento, sin juicio alguno. Gracias a la escucha activa de Antonio Guijarro, así como el arte de acompañar su creatividad de Miguel Castro. Todos estos conocimientos los podía ver claramente en la semana de observación que estuve en el Pez Luna, así como llevarlos a cabo cuando tuve el privilegio de trabajar en Dos Latidos.
Este camino de desarrollo profesional y también personal es lo que me ha inspirado para abrir las puertas de mi corazón, así como las de mi casa para crear un espacio donde haya AMOR, RESPETO Y CONFIANZA hacia el niño/a... pequeño arroyo.