Madre de día
LA CASA DEL ÁRBOL es un hogar cálido, un espacio de juego y movimiento libre, donde el adulto proporciona al niño un acompañamiento individual, una escucha al momento evolutivo y de vida en el que se encuentre, además de unos espacios y materiales que darán respuesta a su pleno desarrollo en todos los ámbitos (físico, cognitivo, emocional, afectivo).
Siempre partiendo de su deseo, curiosidad y motivación por conocerse, conocer a los otros y la multitud de posibilidades de aprendizaje que nos aporta la experiencia de la vida.
Y con la confianza y apoyo mutuo de las familias, pilar fundamental para que todo funcione en la casa del árbol.
Como maestra y psicomotricista pongo todo el énfasis educativo en el “Desarrollo de los sentidos” y la importancia del “Movimiento” para los aprendizajes de esta etapa de la vida.
Aprenderemos de lo que nos dicen LOS SENTIDOS en contacto con la naturaleza, parte fundamental y diaria en la casa del árbol, a través de paseos y experiencias activas en ella.
También a través de materiales naturales y de la vida cotidiana que nos aportan multitud de sensaciones diferentes como la madera (tratada de diferentes formas), el cuero, el metal, la tela… todos estos materiales siempre presentes en los objetos de la casa del árbol al alcance de los niños/as, proporcionándoles continuas experiencias de aprendizaje, a través de la observación, exploración y experimentación con cada uno de ellos.
EL MOVIMIENTO desde la libertad y respeto por las etapas del desarrollo motor por las que cada niño vaya pasando de manera autónoma, estando a la escucha y observación de lo que necesita, acondicionándole un lugar libre como es el suelo, para que pueda explorar los movimientos tan ricos que su cuerpo le permite y con objetos que le motiven y ayuden a explorarlo.
También un tiempo para que su cerebro vaya madurando y perfeccionando esos movimientos, permitiéndole ser consciente en todo momento de su cuerpo, de sus posibilidades y limitaciones que le harán ir aceptándose y superándose cada día.
Creo en el juego libre y espontáneo como forma de aprendizaje porque, jugando se descubre así mismo, desarrolla su personalidad y autonomía, asimila y aprende lo que vive, se adapta al mundo que le rodea, revive experiencias y descarga tensiones.
Siempre desde un acompañamiento no directivo, atento y respetuoso, partiendo de una relación de afecto y confianza que estimule a los niños a elegir su camino, ofreciéndoles la máxima libertad a la hora de desarrollar sus habilidades y competencias según sus intereses y necesidades, a su ritmo individual de desarrollo.
Todo este planteamiento educativo parte de mi experiencia durante 12 años en contacto continuo con la primera infancia y mi formación en el ambito psicomotriz y demás autores como J.Bowlby, J.Piaget, Emmi Pikler, María Montessori etc.