Cuando tenía 7 años pedí a los reyes un coche teledirigido. Todavía recuerdo las caras de desaprobación de las niñas cursis de mi cole, y sobre todo, de sus madres. Pero semanas después, cuando por fin me encontré el coche junto al árbol y bajé a jugar con él al parque, me topé con una de esas niñas, que esta vez me miraba con envidia. Cuando estuvimos solas, incluso se atrevió a preguntarme tímidamente ¿Me lo dejarás?.

Ha llovido mucho desde entonces, y en algún momento, pareció que las cosas empezaban a ser diferentes. Cada vez era más frecuente que muchas madres trabajaran fuera de casa, así que cuando sus hijas jugaban a ser mayores, ya no imitaban sólo el cocinar o el cuidar a los hijos; también conducían, hacían fotos, curaban animales, etc. Eran los tiempos en que se empezaba a hablar de educar a niños y niñas por igual, de que cada uno podía jugar a lo que le gustara. Incluso se comenzó a fabricar ropa para bebés de colores amarillos o verdes, que permitía salirse de la tiranía azul/nene rosa/nena...

Unos años antes que aquí, las cosas ya habían comenzado a cambiar en Estados Unidos, donde las cajas de Lego incluían este mensaje:


Nota a los padres


A los padres
La necesidad de crear es igual de fuerte en todos los niños. Chicos y chicas.
Es la imaginación lo que cuenta. No la habilidad. Puedes construir lo que te venga a la cabeza, de la manera que quieras. Una cama o un camión. Una casa de muñecas o una nave espacial.
A muchos niños les gustan las casas de muñecas. Son más humanas que las naves espaciales.
Muchas niñas prefieren las naves espaciales. Son más excitantes que las casas de muñecas.
Lo más importante es poner el material adecuado en sus manos y dejarles crear lo que les guste.

Esta nota es del año 1974. En 1981, siguiendo la misma línea, apareció este anuncio:

Anuncio de Lego 1981

Lo que es es bello.
¿Has visto antes algo igual? No sólo lo que ha hecho, sino lo orgullosa que está de lo que ha hecho. Es la mirada que verás cada vez que los niños construyen algo por sí mismos. No importa lo que hayan creado.

Hoy en día, Lego sigue fabricando estos kits básicos (Universal Building Sets), "aptos" para niñas y niños. Sin embargo, sus juguetes estrella, en los que más marketing invierten, son kits prediseñados en los que hay que ensamblar las piezas siguiendo un patrón, y con líneas específicamente dirigidas a niños o niñas. Por ejemplo, la furgoneta rosa de una periodista que debe encontrar un pastel y hacer un reportaje sobre él. Por dentro, la furgoneta no parece demasiado apta como unidad móvil, ya que prácticamente todo su interior está ocupado por la mesa de maquillaje. Nada inspira a las niñas a pensar que el periodismo puede ser una profesión apasionante, sino a estar guapas para la cámara -y por supuesto, el operador de cámara es un hombre.

Unidad mvil rosa

Lo que es es diferente.

La niña del anuncio es ahora una mujer de 37 años. Se llama Rachel Giordano y trabaja como naturópata en Seattle. Recuerda que para el anuncio, la dejaron jugar tranquila durante una hora y que lo que se ve en la foto es lo que construyó. Su mirada de orgullo y felicidad es real. La ropa que lleva también era su auténtica ropa -sin una pizca de rosa.

¿Y qué tiene de malo el rosa?, se preguntarán muchos. En sí, nada. El problema es dirigir unos juguetes a niñas y otros a niños. Giordano respondió así a esta cuestión: El segmentar los juguetes interfiere en la expresión creativa del niño. La forma en como jugué cuando era niña dio forma a lo que soy hoy. Contribuyó a que me convirtiera en médico y me inspiró a ayudar a otros a alcanzar la salud. Hoy co-dirijo dos centros médicos en Seattle. Los kits de médicos estaban dirigidos antes a niñas y niños, pero ahora están en la sección de chicos. Creo que deberían ser comercializados para chicos y chicas de nuevo, lo mismo los Lego que el resto de los juguetes.

¿Qué es lo que ha ocurrido? ¿Son los niños los que han cambiado? Más bien, son los fabricantes de juguetes los que lo han hecho. Cuando en un kit de hospital todos los hombres son médicos y todas las mujeres enfermeras, los fabricantes pueden defenderse alegando que lo que pretenden es reflejar la realidad. Pero la realidad no es esa, también hay mujeres que trabajan como médico, aunque estadísticamente sean menos. Además, y como afirmaba Maria Montessori, el juego es el trabajo del niño. Si las niñas no juegan a ser médicos, será difícil que de mayores se lo planteen como posibilidad. Si los juguetes reflejan un mundo sexista, niñas y niños darán por hecho que es así, y les costará salirse de los roles de mayores.

Por lo que parece, hace unas décadas había fabricantes que tenían una visión idealista de su labor. Sabían cómo sus productos iban a influir en el desarrollo de la personalidad de sus destinatarios, así que tenían en cuenta factores pedagógicos a la hora de diseñarlos. Hoy en día, sin embargo, los beneficios económicos pesan más que otras consideraciones y los fabricantes han descubierto que segmentar el mercado -por ejemplo, por género- implica más ventas. Si una niña tiene una bici rosa, cuando se le quede pequeña, habrá padres que piensen que, por su color, no es apropiada para el hermanito pequeño, y al niño le comprarán otra bici -azul y con superhéroes. Pero no es ésta la única razón. Según este video, elementos como la forma, textura, packaging, gráficos,... definen a qué género va dirigido un producto, lo que hace más fácil venderlo. Parece que es más probable que las mujeres se sientan atraídas por formas y colores suaves, mientras que, por ejemplo, cuando Dove intentó llegar al público masculino, creó versiones de los mismos productos empaquetadas en cajas grises con formas más angulosas, para darles una mayor "mística masculina". Si a los adultos, que tenemos más filtros, consiguen colárnosla... qué no pasará con nuestras cándidas criaturas, que justo están en el momento de construirse una identidad? (NOTA: según el vídeo, la versión femenina de un mismo producto puede costar hasta un 70% más!)

O quizá, los responsables de marketing de los ochenta buscaban también el beneficio, y justamente estos anuncios iban dirigidos a un segmento concreto de la población: las madres que en el 68 habían sido las jóvenes que quemaron sus sostenes, y que de ninguna manera querían educar a sus hijas en los viejos roles. Probablemente, los mismos -¿las mismas?- publicistas estaban imbuidos en el mismo cambio de miras y ni se les hubiera pasado por la cabeza hacer un anuncio ni remotamente retrógrado.

El factor cultural

Tengo amigas feministas que llevan a sus hijas a proyectos de pedagogía alternativa que viven entre sorprendidas y horrorizadas que sus hijas les pidan todo de color rosa. Yo misma veo en escuelas libres que, aunque al final todos juegan a todo -a veces un robot acaba llevando un tutú- las niñas son más de jugar a familias y pintarse, mientras que los niños son más proclives a jugar a coches y persecuciones, así como a alucinar con tractores y trenes desde bien pequeños. Esto hace pensar que, quizá, sí que influye el factor genético en las preferencias. Pero por otra parte, no debemos perder de vista como influyen las expectativas de quienes nos rodean a la hora de construir nuestra identidad. Porque ¿cuándo empieza a construirse la identidad de género?

En este video puede verse como comienzan a tratarnos de forma diferente desde el momento en que nacemos, según vistamos de rosa o de azul:


http:////www.youtube.com/embed/7hBX7YUAx2I


A vueltas con la Barbie

Nuestra amiga Barbie acumula sobre sus espaldas muchas críticas debidas a la imagen de florero que transmite de la mujer. Por eso, últimamente han querido mostrarla como una chica algo más moderna y activa y han editado un libro sobre ella titulado Yo puedo ser ingeniera informática. Sin embargo, el tiro les ha salido por la culata y múltiples artículos ridiculizan sus desventuras con los ordenadores. Como cuando explica a Skipper que ella sólo está diseñando unas ideas, pero que luego necesitará a Steven y Brian para crear un juego de verdad. O cuando, más tarde, se carga el ordenador y vuelve a necesitar de un chico para que se lo arregle.

Pero tiembla, Barbie, porque además de ser una escuchimizada y de que a este paso nunca conseguirás programar nada, te ha salido una competidora, Lammily, de la que los niños dicen que les encanta porque es real.

Lo que continúa siendo, es bello

Si de nuestros hijos dependiera, probablemente se alimentarían únicamente de pasta y helados. Incluso a los adultos nos cuesta a menudo vencer la tentación de la comida basura. Si ponen saborizantes artificiales, es por algo. Enganchan.

Con los juguetes ocurre lo mismo. Los fabricantes tienen como objetivo venderlos y saben lo que vende. Pero igual que como padres y madres no dejamos que nuestros peques coman sólo hamburguesas, porque sabemos que a la larga no les sentaría bien, debemos hacer lo mismo con los juguetes y no caer en comprarles únicamente los que ha ellos les resultan más atractivos. No se trata de prohibir el rosa, como no se trata de prohibir la pasta, sino de dosificar.

Y del mismo modo, es nuestra tarea hablar con ellos sobre los juegos. Si nos piden uno de esos robots que bailan y con los que no se puede hacer nada más que mirarlos, es cuestión de explicarles que a los cinco minutos se habrán aburrido de él y que hay opciones más divertidas. Si una niña quiere jugar con uno de esos sets donde las mujeres cuidan de los niños y los hombres conducen y apagan fuegos, podemos jugar con ella cambiando el rol de los muñecos.

Desde mi punto de vista, no se trata de ser fundamentalista, sino de acompañar. No he conocido a ninguna feminista que haya prohibido a su hija jugar con muñecas, pero si se diera el caso, sería tan absurdo como que un machista no dejara a su hijo hacerlo. Como decían en Lego, que cada niñ@ sea libre de jugar a lo que quiera.

Remake del anuncio de Lego
Remake del anuncio de Lego, protagonizado por la hija de la creadora de Princess Free Zone

Recomendaciones

Por si andáis un poco perdidos buscando regalos, hemos publicado una selección de juguetes educativos y no sexistas, que esperamos que os sirva de inspiración :)

FUENTES / SABER MÁS: