Pedagogía libre y respetuosa
Somos una asociación de madres y padres que inició andadura como grupo de crianza. Conforme nuestras niñas fueron creciendo, fuimos buscando modelos de compartir cuidados y socialización de manera respetuosa con sus ritmos de desarrollo. A la vez, también surgía la necesidad de respetar nuestros propios ritmos: de descanso, trabajo, desconexión, creación, etc. Así que decidimos intentar compartir/repartir una parte de la carga de cuidados que necesitan nuestras criaturas entre un grupo de familias afines.
Hoy por hoy, el proyecto se materializa en un sistema de turnos para repartir cuidados: acompañamiento profesional, elaboración de comidas, preparación y mantenimiento del espacio y materiales, etc. El colectivo está constituido como asociación y se autofinancia. La organización y la toma de decisiones se hace a través de asamblea y por consenso.
Tambora se inspira en la visión del desarrollo de las niñas (y el papel de las adultas en él) de Rebeca y Mauricio Wild, en pensadoras como Pestalozzi, Maria Montessori, Steiner-Waldorf, Bernard Aucouturier y la educación viva, la metodología bosquescuela, que apuesta por crecer en un modelo sostenible con la naturaleza y al aire libre. Apostamos por un acompañamiento que confía en que las niñas son capaces de desarrollar por sí mismas sus potencialidades, a poco que las adultas les dejemos tiempo, les proporcionemos un espacio preparado y seguro, y les pongamos a su alcance materiales adaptados a sus necesidades; acompañándolas (en la medida de lo posible) con cariño y respeto sus procesos de crecimiento y de aprendizaje. El eje principal del acompañamiento que intentamos llevar a cabo consiste en respetar el ritmo de los procesos de desarrollo y aprendizaje de las peques. Valoramos los procesos sobre los objetivos; la escucha; la gestión y el reconocimiento de las emociones; y la comunicación no violenta.
En Tambora, las criaturas cuentan con varios espacios preparados con amor y conciencia. Una sala de movimiento con estructura de escaleras de madera, plataformas y rampa, bloques de psicomotricidad, cuerda de circo, cojines, colchones, colchonetas, instrumentos de percusión. Una sala más tranquila con diferentes espacios para el juego simbólico, la lectura, y para acompañar aproximación a las matemáticas y la lectoescritura desde la manipulación, el juego y, sobre todo, el libre deseo y acercamiento de ellas. Y también, cuentan con un fantástico espacio exterior abierto donde juegan a diario con la tierra. Construyen ríos, caminos y pasteles de barro. Saltan en los charcos y abren la boca para beber el agua de la lluvia. A menudo pasean por los jardines y aprenden a reconocer diferentes árboles y plantas. Recogen sus hojas y flores, haciéndose conscientes de los cambios cíclicos de la naturaleza. Observan las hormigas, los escarabajos, las mariquitas y las mariposas.Trepan a los árboles y se refugian bajo su sombra cuando el sol aprieta. Han aprendido a germinar y plantar semillas, y cariñosamente, pequeñas plantas.
Además, al estar en la ciudad, tienen la suerte de poder desplazarse en bicicleta hasta la escuela, modo de transporte rápido y ecológico. También pueden contar con otros servicios propios del entorno urbano, como el servicio de préstamo de las bibliotecas públicas o la asistencia a ciclos de teatro infantil.