Este proyecto surge de la intención de proporcionar un espacio cálido y acogedor dónde el ambiente, los materiales y los ritmos están preparados para que un pequeño grupo de 8 meses a 5 años de edad sean los principales protagonistas de su aprendizaje. Todo ello siempre desde una mirada de respeto y acompañamiento donde el cariño es primordial para su desarrollo, felicidad y confianza.
Tiene lugar en una casa de campo preparada para que los niños y niñas sean libres de poder descubrir y sentir por ellos mismos.
Damos especial importancia al hogar y a la naturaleza ofreciendo espacios al aire libre para poder investigar, observar o simplemente disfrutar de los cambios y experiencia que la naturaleza nos regala contando con jardín, huerto y animales de granja.
Ajustándonos a sus motivaciones e inquietudes todo será cambiante y transformable, modificando recursos y construyendo propuestas conjuntamente.
Ofrecemos un aprendizaje y cuidado individualizado recibiendo a un máximo de 4/5 niños/as por acompañante.
1. Nuestra forma de trabajar:
El rol del adulto,
El rol del adulto será de acompañante y observador. Estaremos a su disposición para escuchar sus necesidades y atender sus cuidados. Procurando que nuestra intervención se limite a que ellos tengan la seguridad de que “estamos a su lado” para darle confianza y apoyo.
Nuestro papel es esencial para los niños y niñas. Los gestos, formas de expresarnos o actuar serán cuidados ya que la imitación en estas edades es una gran parte de su aprendizaje.
Nos basamos en el fomento de una relación de apego seguro, procurando generar expresiones de afecto verbal y físico frecuente, respondiendo a las demandas del niño o niña de manera tranquila y ayudándole a regularse emocionalmente.
La plena y frecuente comunicación entre la familia y la madre de día será esencial para que todos estemos felices y relajados en este proyecto.
Estamos aquí para ayudar a la conciliación y que tanto vosotros como vuestro pequeño sintáis que este espacio es también parte de vuestro hogar.
Llevaremos a cabo un periodo de adaptación respetando los ritmos y haciéndolo de forma amorosa y progresiva ya que es un gran cambio y necesitará tiempo para explorar, situarse y establecer nuevos vínculos afectivos. Las familias que quieran y lo deseen podréis estar en “pepitas de tomate” hasta que el niño o niña se vaya sintiendo más tranquilo/a en el nuevo lugar y vosotros también os sintáis cómodos y relajados con la nueva situación de tener que dejarlo con una nueva persona. Lo que le transmitamos será muy importante e influirá en como él o ella se sienta y se desenvuelva. De ahí la importancia y la seguridad que vosotros sintáis al marcharos.
Durante todo el tiempo la familia formará parte del proyecto estando en pleno contacto y comunicación para lo que necesitéis, las emociones que sintamos serán lo que reciba el niño/a y le permita establecer nuevos vínculos de apego y quedarse en un hogar diferente al suyo contento.
Realizaremos actividades conjuntas y procuraremos informarnos, resolver dudas o simplemente hablar de todo aquello que consideremos importante para el pequeño/a.
Ritmos y rutinas,
El compás será de un ritmo calmado y sin prisas para poder disfrutar de cada detalle y tener tiempo de dejar que las cosas pasen.
Habrá momentos más marcados como: un saludo al entrar, la hora de almuerzo y la comida o el descanso.
Las rutinas hacen que ellos se sitúen en el espacio tiempo y tengan mayor seguridad sabiendo el transcurso de los acontecimientos y pudiendo prever que va a ocurrir. No obstante todo ello se llevará a cabo pausadamente y haciendo a los niños participes de los procesos, el ritmo se marca entre todos.
Seremos flexibles para el resto de acciones (salida al jardín, momentos en el interior, realización de actividades conjuntas (cuentos, canciones, cocina…) dependiendo de sus emociones, concentración o necesidad de movimiento.
Dentro de nuestros ritmos incluimos,
-La comida: Cada niño y niña traerán la comida de su casa de esta manera no deberán adaptarse a sabores o métodos de alimentación a los que no estén acostumbrados. Juntos nos encargaremos de calentarla, trocearla, servirla. Pondremos la mesa, la recogeremos y compartiremos ese momento de tranquilidad disfrutando los alimentos. Algunas veces también recogeremos nuestras frutas y hortalizas para degustarlas, haremos pan o repostería.
-El descanso: Después de una mañana sin parar un momento de pausa para recuperar fuerzas nos vendrá genial. Tendremos un "rinconcito" preparado con mimo para ello. También durante la jornada podrán descansar si lo necesitan.
-Salidas el jardín, huerto y corrales: Cómo hemos comentado anteriormente estas serán flexibles aunque rutinarias. Daremos de comer a los animales, regaremos las plantas y la naturaleza nos enseñará el resto.
-Espacio interior: Contando con diferentes rincones con materiales polivalentes y diversos los pequeños podrán moverse con libertad por el espacio. El arte, la música, vida práctica, los cuentos, la psicomotricidad… formarán parte.
También señalar que durante el desarrollo infantil los niños agradecen los límites, les ayudan a situarse, a reconocerse y evitan daños más graves. Sirven de base para estructurar la conciencia personal, nuestro yo, como individuo y la de los otros. Descubrir que” no estoy solo”.
Por ello es importante establecer pocas reglas pero que estas sean claras y asumibles para ellos (no quitar los materiales, respetar al resto de compañeros, comer en la mesa…)
El juego y los materiales:
Es importante que el juego infantil hasta los siete años consista en conocer su medio ambiente a través de vivencias y experiencias repetidas. Estas acciones ricas, completas van a permitir una transición del percibir hacia el pensar.
Teniendo muy en cuenta la expresión de “menos es más”. Los recursos que utilizamos son naturales, simples y muchos de ellos polivalentes. Creados para estimular la actividad sensorial y emocional del niño: movimiento, tacto, sonido, olor, la participación en la vida cotidiana…
Pretendemos que den pie a la autonomía, creatividad, que pongan en marcha su pensamiento crítico y analítico…siendo ellos los encargados de descubrir sus posibilidades y poder elegir que les apetece hacer y cuantas veces repetirlo.
La introducción de un nuevo idioma, consideramos que en estas edades los niños son como” esponjas” por ello introducir el inglés de forma natural en las rutinas, juegos, canciones… hará que vaya asimilando la nueva lengua sin darse cuenta.