Colibrí recoge los principios de la pedagogía activa. Aprovecha la curiosidad del niño y sus ganas de aprender para ofrecerle situaciones que le hagan investigar cada vez un poco más, entrando en una dinámica de autoaprendizaje.
El niño aprende con ganas porque la actividad la ha elegido él. Como la actividad tendrá un carácter lúdico implícito, cada vez tendrá más ganas de aprender y asociará el aprendizaje a algo interesante, agradable y activo, en donde él es protagonista.
En Colibrí bebemos de dos fuentes pedagógicas principales: el constructivismo de Piaget y la pedagogía activa, de la que nos inspiran sobre todo Loris Malaguzzi, Rebecca y Mauricio Wild, Decroly, Emmi Pikler, Freinet y de manera particular María Montessori. Además tenemos otras influencias como Arno Stern, Ute Sturb, Bernard Aucouturier y la pedagogía sistémica con el enfoque de Bert Hellinger.
Creemos que el desarrollo armonioso e integral en la infancia se consigue en primer lugar proporcionando a los niños un entorno física y emocionalmente seguro. Este equilibrio pasa indudablemente por el respeto a sus necesidades (movimiento, afecto, protección, apoyo, exploración etc.) y características evolutivas (egocentrismo, curiosidad espontánea, etc.).
En estas condiciones puede ocurrir el juego de calidad. Entendemos que el juego es un estado anímico mediante el cual el niño navega la realidad y la hace suya, logrando aprendizajes emocionales, cognitivos y psicomotrices.